domingo, 2 de octubre de 2011

la niebla persigue siempre a las nubes



Cae densa la niebla en mi vida,
una niebla gris y triste,
que aplana,
de esa niebla
que siempre persigue a las nubes,
que las trasgrede y deconstruye
como el silencio al ruido,
como el dolor a la vida,
como el recuerdo a la memoria.
Háblame por favor,
no dejes de hablarme,
pero háblame en azul,
en verde, en rosa... como cuando era niña.
Deja que te diga que te quiero
y que aún te necesito,
que siento que no estoy preparada
para la vulnerabilidad del duelo,
y aún en la niebla,
remontemos el vuelo;
salgamos juntas
a buscar una estrella.



Este poema evoca mi estado de ánimo en relación a mi madre, que con una enfermedad neurodegenerativa a cuestas, está pasando por el trance de una separación, después de cincuenta años de matrimonio, que se dice pronto...!la vida te da sorpresas, perversas sorpresas, tamañas, mayúsculas!...