Tienes un mar de cristal
en la mirada,
inmenso, azul, quemante
de tan frío,
aislado y mudo cual
jóven como los de hoy,
autista entre máquinas
de juegos virtuales,
insonorizado del mundo,
hierático de vida,
impermeable.
Deja que tu mirada
llegue a puerto,
que toque arena y playa,
no te aisles,
y que el mar de cristal de tus ojos
se torne cala cálida y acogedora,
deja al vaivén de olas
desanudar
pasiones y sonrisas:
abre tu corazón,
ábrelo, para que se enciendan
mil lucecitas de colores.
Este poema se lo escribí a mi hija mayor (Rocío, 17 años), que es una de esas jóvenes-generación de autistas: siempre con los casquitos de música puestos, con una capacidad casi patológica para interactuar con maquinitas y aparatos telemáticos varios, y escasamente permeable a los problemas del mundo (el paro, el terrorismo, las tensiones internacionales, los totalitarismos de cualquier índole...) enfín, supongo me entendéis.
Mil besitos a
tod@s, no se si sabéis que mañana comienza la Feria de abril que este año, circunstancialmente cae en mayo, y que -como en la Semana Santa-, andamos mirando al cielo, porque no se van los nubarrones negros... !y la feria también con agua!