Hay palabras
que hieren,
que se clavan
cómo cuchillos
en el hígado,
y vomitan chorros
de sangre
que no se pueden
taponar.
Hay palabras
que ahogan
el aliento mismo,
y abren de par
en par la puerta
a la negrura que
evade hasta los
evade hasta los
sentimientos más puros.
Hay palabras
que hacen daño,
que no se olvidan
nunca después
de pronunciadas;
amargas palabras
de desprecio
y humillación,
...hay palabras,
duras palabras
para las que a veces,
algunas veces,
más de cuatro veces,
carezco de colchón o
de pomada,
de pomada,
y la cicatriz, sale
sin remedio.
Hoy, miro hacía atrás,
y no sé donde se fue
aquella brisa suave
que agitaba
nuestros corazones.